sábado, 21 de mayo de 2011

Indignate

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Con este título en francés, Indignez-vous!, un pequeño libelo de 30 páginas ha conseguido ya la venta de más de un millón de ejemplares, y ríos de tinta y millones de palabras de comentarios en todos los medios de comunicación y en las conversaciones y tertulias habituales de la población francesa. Su autor, Stéphane Hessel, de 93 años (nació en 1917), es un ejemplo único y extraordinario de compromiso con la humanidad a lo largo de toda su vida. Movilizado durante la guerra del 39, en el 41 se enrola en Londres con de Gaule como espía para la liberación de Francia, siendo arrestado por la Gestapo en 1944, pasando por varios campos de concentración, y librándose en varias ocasiones de la pena de muerte. Superadas las torturas, las condenas a muerte, todos los sacrificios y vejaciones, viéndose vivo y libre piensa que “cette vie restituée, il fallait l’engager” (la vida que se ha encontrado tiene que usarla con compromiso). Este compromiso tiene un eje fuerte y fijo: el programa elaborado por el Consejo Nacional de la Resistencia (del que el participa), aceptado por todas las fuerzas sindicales , políticas y sociales que luchan por la liberación de Francia, y aprobado el 15 de Marzo de 1944 como Los principios y valores de base para la nueva organización democrática del país. El espíritu de ese programa se trasladó en parte a la solemne Declaración de los Derechos Humanos, elaborada por una Comisión de 12 personas, de la que Hessel formó parte como representante francés, y aprobada por la ONU el 10 de Diciembre de 1948; y ha sido el catecismo de la práctica de compromiso de toda su vida de diplomático y embajador en La ONU y en distintos países, incluidas sus estancias en 2008 y 2009 en la Franja de Gaza, donde denuncia la barbarie y el genocidio y acusa junto con el informe Richard Goldstone (juez sudafricano judío) al ejercito israelí de cometer “actos definibles como crímenes de guerra, y en algunos casos, crímenes contra la Humanidad”.

Las razones para indignarse son para Hessel mayores o iguales ahora que en la Resistencia, justamente porque se están desarticulando y aniquilando todos los avances que el Programa de la Resistencia estableció :

Plan completo de Seguridad social que asegure a toda la ciudadanía los medios básicos de subsistencia cuando no puedan procurárselos por el trabajo.

Una pensión que permita a los trabajadores terminar dignamente sus vidas

Nacionalización de todas las fuentes de energía y de bancos. Un orden económico que subordina los intereses particulares al interés genera.

Libertad de Prensa, independiente del Estado, de las potencias Económicas y de las influencias extranjeras.

Instrucción pública de calidad para todos los niños franceses sin discriminación.

La pérdida de todos estos logros tiene que revelarnos, junto a los dos grandes desafíos de nuestro tiempo:

El abismo cada vez mayor entre los pobres del mundo, cada vez más, y los ricos, cada vez más ricos.

Los derechos humanos y la situación del Planeta. Conseguir que unos derechos internacionales se cumplan por los países que los firmaron, prácticamente la totalidad de la ONU, y evitar la degradación y el expolio de la naturaleza, que si no son detenidos, llevará al planeta en breve a su desaparición.

Estos puntos son razones más que suficientes para la resistencia y el compromiso. Por eso, en estos momentos toda la población y fundamentalmente los jóvenes tienen que indignarse y comprometerse para conservar y hacer avanzar esos valores, comprometidos más que nunca en un mundo de expulsión de inmigrantes, donde se ponen en cuestión la jubilación y las pensiones, todos los logros de la Seguridad Social, donde los Medios de Información están en manos de los poderosos. Los responsables políticos , económicos, intelectuales y el conjunto de la sociedad no pueden someterse a la actual dictadura internacional de los mercados financieros que amenaza la paz y la democracia.

Ante todo esto no vale la indiferencia, pensar que “no puedo hacer nada, me busco la vida” es perder uno de los componentes fundamentales que nos hace humanos: la facultad de indignarse y el consecuente compromiso. Éste es responsabilidad de cada ser humano, de cada individuo, como predicaba el filósofo Jean Paul Sartre: “vosotros sois responsables como individuos…La responsabilidad del hombre no puede abandonarse en un poder o en un dios…hay que comprometerse en nombre de la responsabilidad de persona humana”.

Y no podemos perder tiempo , si no queremos volver a vivir la amenaza del fascismo que, a pesar de la derrota del 45, no ha desaparecido por completo y puede reproducirse, sobre todo si no hacemos una “verdadera insurrección pacífica contra los medios de comunicación de masas que solo proponen como horizonte para nuestra juventud el consumo en masa, el desprecio de los más débiles y de la cultura, la amnesia general y la competitividad a ultranza de todos contra todos”

Estas palabras y esas llamadas a la acción, razonadas y razonables, viniendo de un anciano filántropo, firme y sereno, tendrían que hacernos reflexionar y estallar…si fuéramos humanos en el sentido sartriano, si tuviéramos vida con capacidad de crear. Porque como concluye Hessel:

“CREAR ES RESISITIR, RESISTIR ES CREAR”.

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